Mariana Gras, detrás de una cuota alimentaria «copaternal» y bajo el ala de la justicia social: «Tenemos que trabajar para que las responsabilidades se cumplan»

La cuota alimentaria es un tema con muchos interrogantes, una deuda pendiente desde el Estado y el Poder Judicial. «Queremos construir la herramienta que permita que se revierta, que no sea la mujer la que tenga que llevar toda la lucha en el sistema judicial, sola, sino que existan dispositivos estatales que faciliten todo el proceso», asegura Mariana Gras.

Si hay alguien que entiende (y mucho) a las mujeres, ella es Mariana Gras. En su curriculum pesa haber sido presidenta del Consejo Nacional de las Mujeres durante el gobierno de Cristina Fernández, también haber ocupado el cargo de subsecretaria para la Asistencia, Prevención y Erradicación de la Violencia contra las Mujeres y haber sido la directora nacional de Juventud durante el mandato de Néstor Kirchner.

«Soy profesora universitaria, soy madre de dos hijas, Clara y Enriqueta, de 8 y 7 años«, enfatiza esta militante de raza que junto a Victoria Donda, María Rachid y Eric Calcgano crearon Identidad, un nuevo partido dentro del Frente de Todos. «Desde allí trabajamos y aportamos para construir un país con justicia social», pero la problemática de la mujer es su tema predilecto. La problemática que viven hoy muchas mujeres con respecto a la cuota alimentaria es una deuda pendiente, una situación a revertir. Y en eso está.

-¿Cuál es hoy la situación con respecto a la cuota alimentaria en nuestro país?

-Siempre hago el paralelismo con lo que es la cuota alimentaria y lo que viven las mujeres cuando los hombres desaparecen o no se hacen cargo. Cuando acabas de ser padre, el bebé llora, el papá lo levanta y lo tiene en brazos y como no deja de llorar, mira a los costados y se lo da a la madre… La mamá lo tiene en brazos al bebé, que sigue llorando, pero ella lo mima y lo hace dormir. A diferencia del padre que gira y a un costado tiene a la madre, la mamá no tiene a nadie más, no le queda otra que atender ella al bebé.

Con la cuota alimentaria pasa lo mismo, el padre desaparece, no se hace cargo y la madre no tiene con quien compartir la responsabilidad. Y ahí mira a los costados y siente que está sola. Porque efectivamente la persona con la cual decidió tener un hijo, no se hace cargo de la parte que le corresponde. Esa es una de las cosas que hay que entender, que el sistema está acostumbrado a que nosotras seamos la última opción. Y nosotras estamos acostumbradas a ser la última opción y que si no lo hacemos nosotras no lo hace nadie. Y no es así. Tenemos que trabajar para que las responsabilidades se cumplan, le corresponda a quien le corresponda.

-¿Qué ocurre cuando no se paga la cuota alimentaria? ¿Hay sanciones, se cumplen o por lo general queda en la nada?

-Hay ejemplos de políticas que se llevan adelante con respecto a lograr que los padres que no cumplen con la cuota alimentaria tengan una sentencia, o un costo por no cumplirla. Por ejemplo, Mayra Mendoza, la intendenta de Quilmes, impuso que aquellos hombres que están en el registro de deudores alimentarios tienen inhabilitado sacar el registro de conducir en la Municipalidad que ella administra. Este tipo de cuestiones sirve para aquellos hombres que no llevan adelante su responsabilidad con respecto a la cuota alimentaria, que cuando ven que en su accionar cotidiano tienen un impedimento, aunque sea por condicionamiento cumplen con la responsabilidad que les corresponde por la paternidad.

El coronavirus también influye

-¿Cómo afecta el contexto de pandemia?

-En la Argentina tenemos un problema con la cuota alimentaria porque efectivamente, según los datos que nos muestra un informe de la CIPEC que se presentó en octubre del año pasado, más los datos que brindó el Ministerio de Economía a instancias de la dirección nacional a cargo de Mercedes D’Alessandro donde nos muestra que 6 de cada 10 hogares monoparentales (quiere decir que están a cargo de mujeres) son pobres en Argentina. De esos 6 hogares monoparentales sabemos que 3 de cada 4 no perciben la cuota alimentaria aunque les correspondería.

Por otro lado, tenemos un problema general que es cómo afecta económicamente a las mujeres la pandemia y el COVID. Y efectivamente las que están solas a cargo de sus hogares son las más afectadas por el encierro y el cierre de actividades en el país.

También tengo que decir que si vemos el informe que presentó el FMI de la pobreza y las mujeres, se plantea que la Argentina fue uno de los países que más políticas llevó adelante para este sector social. Pero esto no quiere decir que alcance porque tenés una problemática que requiere de un recorrido de visibilización y de puesta en la agenda muy similar al recorrido que hizo la ley 26.485. Esta ley es la de protección integrada a las mujeres, y fue un quiebre: convivíamos en una sociedad donde se hablaba de situaciones de violencia «intrafamiliares» porque se daban puertas adentro de la casa y uno no podía hacer nada; entonces era un secreto a voces de que tal persona le pegaba a la mujer y estábamos en una sociedad que en lugar de señalar al victimario miraba a la mujer.

Con la ley 26.485, que llega a partir de un trabajo y una militancia por parte de los sectores de los movimientos de la mujer en Argentina, se logra revertir una situación social. Y esto es lo que tenemos que conseguir con la cuota alimentaria: revertir esto que sucede que es una injusticia social, y como tal requiere de la mano del Estado. Hoy tenemos a muchas mujeres que conviven con frases tales como «me equivoqué», «el error es mío, mirá a quien elegí como padre de mis hijos», «la verdad prefiero hacerlo sola antes que tener que seguir peleándome con este tipo»… Y todo esto acrecienta las situaciones de violencia y de desigualdad.

-La mujer avanza y gana derechos, pero da la sensación que en este tema, la cuestión está estancada.

-Es que se vive una injusticia de género, pero además es una injusticia para el derecho de nuestros niñas y niños porque este derecho no es sólo el de la mujer. Es el derecho del niño y de la niña a vivir dignamente, y que su padre y su madre se haga cargo igual de sus necesidades. Y este derecho no está siendo tutelado por nosotros como Estado y ni hablar por el poder judicial.

Por una justicia con perspectiva de género

-¿Y qué se puede hacer para cambiar esta situación?

-En ese marco tenemos que lograr, y en esto es muy importante estos espacios, la visibilización de esta problemática y decirle a las mujeres -estamos hablando de casi 1.755.000 de mujeres en Argentina- que deberían poder solventar el día a día de sus hijos e hijas con la corresponsabilidad de la cuota alimentaria. Debemos decirles que no están solas y que esto es algo que tenemos que poner en medio de la agenda y que debe estar acompañado de diferentes políticas.

Por un lado, las políticas del poder ejecutivo que se llevan adelante y se tienen que fortalecer como por ejemplo la posibilidad de construir redes de cuidado pagas como existen en Francia, España o Israel, donde se formalice una red de cuidados que permite que una mujer sola pueda salir a trabajar, pueda trabajar de cuidar a niños y niñas, pero que esto tenga una formalidad laboral.

Por otro lado, el acceso a la justicia. Necesitamos una justicia con perspectiva de género, que entienda que cada expediente de una cuota alimentaria que no se cumple, es una madre que se hace cargo de una tarea que no le corresponde hacerlo sola, y de un niño o una niña que no está teniendo corresponsablidad de parte de los padres ni acceso a la dignidad que les corresponde a cada uno de ellos. Que esos expedientes no son números sino personas, que necesitamos que sean los tiempos de las personas, hay que revertir esa dinámica que nos lleva a conformarnos con los tiempos largos de los procesos. Hay que acortar esos tiempos, y que los jueces se acomoden a los tiempos de los humanos. Tenemos que construir herramientas que permitan llegar a cada una de las mujeres para poder construir dignidad e igualdad.

-¿La cuota alimentaria realmente se regula de acuerdo al índice de inflación o, por lo general, queda congelada?

-De esto depende de como se lleve adelante el acuerdo. Se estipula por usos y costumbres que se adapte a la suba salarial de un gremio, pero va a depender de qué gremio sea y se termina en la misma discusión de siempre: si yo tengo un aumento determinado que es inferior a la suba de la inflación, ¿quién asume la diferencia?… La madre, y ahí volvés a tener un desfasaje y un esquema de desigualdad.

-El cambio de la ley a partir de 2015 hizo que se dejara de hablarse de tenencia para reemplazarse por cuidado entendiendo el concepto de copaternalidad.

-Sí. La ley cambió en 2015, tiene que ver con la copaternalidad, la corresponsabilidad. Lo que no se nombra, no existe. Si digo que el padre de mis hijas es bueno porque me da la cuota alimentaria a fin de mes, parecería que es una cuestión de buena fe, pero no es así: es una responsabilidad que elegís al momento de tener hijos e hijas y eso es lo importante. Ponerle nombre a las cosas.

-¿Qué debería hacer una mujer en caso de no recibir la cuota que le corresponde?¿Qué puede hacer para que la justicia actúe?

Tiene que saber que no está sola. Y que no le pasa a ella sola. Que lo que le pasa no es por sus elecciones y que son muchas las mujeres que están atravesando la misma situación. Le recomiendo que se comunique con las redes. Nosotros ponemos a disposición las redes de Identidad para que se contacte, las vinculamos con abogados y abogadas que trabajan este tema, asesoran y acompañan a mujeres en situación de violencia económica. Porque esto es violencia económica.

-Hablás de violencia, ¿qué se debería hacer en el caso en que la mujer haya tomado la decisión de separarse en una situación de violencia de género?

-Primero hay dos cuesitones. Violencia de género no hay una sola, hay muchas. Y una de ellos es la patrimonial. El no pago de la cuota alimentaria es una violencia patrimonial pero independientemente de esto también hago una salvedad: si una mujer está en una situación de violencia con riesgo de vida, lo que tiene que hacer es contactarse con el 144, hacer la denuncia y ponerse a resguardo ella y sus hijos para después tener fuerza y lograr la independencia económica para poder vivir una vida libre de violencia.

-¿Qué le dirías a aquella mujer que está cansada de reclamarle a la justicia y que no obtiene respuesta?

-Que no baje los brazos, que no está sola. Que se contacte con nosotros, con Identidad, que llame al 144. Hay herramientas para poder acompañar este proceso y lo principal es entender que estamos poniendo luz a una situación de injusticia, con la que convivimos hace décadas y que ahora decimos «¡basta!». Queremos construir la herramienta que permita que se revierta, que no sea la mujer la que tenga que llevar toda la lucha en el sistema judicial, sola, sino que existan dispositivos estatales que faciliten todo el proceso y que podamos construir mayor justicia y dejar de lado esta injusticia de género.

Entrevista a Mariana Gras publicada en Para Ti Online