Hace 20 años protagonizábamos la rebelión popular que marcaría la vida política Argentina hasta nuestros días.
De la Rúa era la cruel continuidad del modelo neoliberal inaugurado a sangre y fuego por la dictadura cívico militar y profundizado a niveles increíbles por Carlos Menem. Yo fui parte de una generación que sufrió las secuelas de la dictadura sin haberla vivido, Alfonsin era un recuerdo de nuestra primera infancia, pero Menem a ese lo padecimos conscientemente: la pobreza multiplicada, las necesidades en nuestros hogares, la droga que se iba expandiendo por nuestros barrios. La clase media si bien en un principio fue “beneficiaria” de este modelo, rápidamente empezó a sentir que eran también agredidos, tanto como para abonar experiencias pseudoprogresistas que nunca terminaron de dar respuesta a una sociedad cada día más lastimada (frepaso primero, ari luego etc.). El refugio de la resistencia entonces fue la lucha social, MTA, CTA, Organizaciones de base con militancia territorial, estudiantil y juvenil, Organizaciones feministas y de la diversidad que lograrían unos años después enormes conquistas y una masividad impresionante en la sociedad, Organizaciones de derechos humanos. Para el año 97 empezaba la decadencia profunda del menemismo y yo empezaba a militar en el colegio secundario siendo parte de esa resistencia de base con luchas reivindicativas, antirepresivas, contra la impunidad, etc etc. marchas, escraches a genocidas, apoyo escolar en barrios carenciados, festivales antirepresivos, fanzines (pequeñas revistas artesanales) éramos parte de todo eso mezclados, trabajadores ocupados y desocupados, estudiantes secundarios y universitarios, muchos punkis, metaleros, ricoteros, el rock también era un campo de batalla. La asunción de De La Rúa en el año 99 supuso la esperanza de millones de personas , no así de esta militancia de resistencia. Rápidamente mostró su peor cara con el asesinato de dos jóvenes en el puente que une Corrientes y Chaco en medio de un piquete. En el conurbano crecían las organizaciones de desocupados, y allí estuvimos poniendo el cuero junto a nuestro pueblo. Recuerdo de manera muy fresca dos piquetes en Ruta 3 de La Matanza (el primero de 6 días, el segundo de 30) y también uno en Don Bosco 28 días seguidos dormimos en la ruta y de ahí marchamos caminando al Ministerio de Trabajo. El Modelo Neoliberal continuado por De La Rúa a pura represión y ajuste ya no se sostenía. La clase media ya defraudada por completo por la ALIANZA, los pobres cada vez más organizados, los trabajadores de la mano del MTA y de la CTA resistiendo la reforma laboral, despidos, las Pymes y pequeños campesinos nucleados en la Federación Agraria luchando contra los embargos, los remates y la confiscación de sus ahorros poníamos en marcha un frente social que tal vez se sintetice con la consigna “Piquete y Cacerola la lucha es una sola”. Los acontecimientos de diciembre se precipitaron, los saqueos se multiplicaron, pibes y pibas entre los que me encontraba salimos a romper el Estado de Sitio decretado por De La Rúa, las luchas de más de 10 años que parecían aisladas se unificaban, los más pobres junto a trabajadores, clases medias, empresarios Pymes, pequeños agricultores y jóvenes (miles de jóvenes) salimos a derrotar al gobierno de la ALIANZA, los bancos, el FMI y las trasnacionales y con eso terminar el ciclo neoliberal en la Argentina. Ese enorme movimiento popular recién encontraría respuesta política con Néstor Kirchner en el año 2003, con quien llevamos adelante el proyecto político de representación de las grandes mayorías populares contra los sectores concentrados de la economía. Tal vez sea hora, a 20 años de aquella enorme gesta, de reconstruir ese frente social para enfrentar a los mismos enemigos que derrotamos aquella vez. La verdadera grieta es la del pueblo contra el FMI y sus socios. Con audacia y valentía los vamos a volver a derrotar. Es el mejor homenaje que le podemos hacer a aquellos mártires que dejaron su vida luchando por una Patria para todos.
Nahuel Segovia
ph. Enrique García Medina
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