Desde IDENTIDAD nos sumamos al repudio de les Sobrevivientes de la ESMA y organizaciones de Derechos Humanos por la decisión tomada por la Sala II de Casación, que beneficia al genocida Jorge “Tigre” Acosta, exjefe de inteligencia del grupo de tareas de la Escuela de Mecánica de la Armada, con reducción de la pena y la posibilidad de una pronta libertad condicional.

Acosta está procesado en múltiples causas, la última sentenciada en agosto del 2021 por delitos sexuales contra mujeres secuestradas en la ESMA. Fue condenado a 24 años por haber reiterado el delito en al menos 10 oportunidades entre 1977 y 1978, en situación de privación ilegítima de la libertad y mediante tormentos; delitos declarados imprescriptibles por ser de lesa humanidad. En el año 2015 se habían unificado dos de sus condenas: una perpetua por crímenes en la ESMA y otra a 30 años por la apropiación de bebés. Ambas se redujeron a una única pena de prisión perpetua. Esto significó un beneficio para Acosta, ya que ambas se unificaron en una de 25 años, reduciéndose 5 respecto a la sentencia por el Plan Sistemático de Robo de Bebés; una disminución de la pena prohibida por el derecho que regula las violaciones a los Derechos Humanos.

Desde entonces se debate dentro de la Justicia sobre qué ley aplicar en la sentencia. La decisión de Casación fue aplicar la ley más benigna, lo que permite disminuir la pena, ya que podría acceder a libertad condicional luego de los 20 años de prisión efectiva, los cuales se cumplieron en el año 2017. De esta forma se hace caso omiso a la ley que lo condenó por delitos de apropiación, que al tratarse de crímenes permanentes establece la pena de 35 años para la libertad condicional.

Este caso es un precedente alarmante, que podría propiciar que otros represores gocen de los beneficios de la libertad condicional luego de cumplirse los 20 años. Por eso acompañamos los pedidos del CELS, Abuelas de Plaza de Mayo y querellantes de las causas contra Acosta para que se haga cumplimiento efectivo de las condenas acordes a la magnitud de sus delitos. El camino de la Memoria, la Verdad y la Justicia es un camino largo y sinuoso. Quienes militamos las causas de Derechos Humanos sabemos desde hace tiempo que las victorias no son lineales, el cambio cultural no es definitivo y la justicia nunca se alcanza bajando los brazos, más aún cuando se trata del Poder más antidemocrático del Estado.

Foto: Colectivo Manifiesto