Desde Identidad expresamos nuestro más profundo repudio a este nuevo caso de gatillo fácil, esta vez contra el joven Lucas González. Y transmitimos nuestro dolor y acompañamiento a su familia y seres queridos.

No podemos callarnos ante lo sucedido. Vemos con preocupación cómo la “doctrina Chocobar”, impulsada por el Gobierno anterior, sigue vigente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires de Larreta, pues se continúa aplicando. Además, recientemente presenciamos cómo este modus operandi se incitó fuertemente durante toda la campaña, con una liviandad que hoy asusta, y duele en sus resultados concretos. Esto no puede seguir repitiéndose así como si nada.

Entendemos que la seguridad es también un derecho humano fundamental para garantizar el disfrute del resto de los derechos. Y, en eso, la policía tiene la función social de prevenir la comisión de delitos, hacerlos cesar y aprehender a sus autores, pudiendo hacer uso de la fuerza sólo de modo racional y proporcional al mal que quiere evitar. Nada de esto sucedió en el caso de Lucas y sus amigos, constituyendo así un claro caso de gatillo fácil.

Por eso estamos lamentando que Lucas haya sido acribillado al recibir esos dos tiros letales en su cabeza por parte de efectivos policiales vestidos de civil. Ellos seguramente se sienten respaldados por los discursos de odio que se han ido naturalizando, fomentando un sentido común racista y xenófobo en sectores de nuestra sociedad. Sin este marco previo, difícilmente se explica que un profesional en la materia haya procedido de esa forma.

La cultura del disparo como regla es algo que debe revertirse con suma urgencia. Por eso exigimos una respuesta institucional contundente por parte del gobierno de la CABA frente a este descontrol policial, y todo su apoyo para conseguir la justicia que necesitan su familia, amigos, amigas, y la sociedad toda.